jueves, 23 de abril de 2020

22 de abril


Dios de veras cuida de ti

Por Kenneth Copeland
«Descarguen en él todas sus angustias, porque él tiene cuidado de ustedes».
(1 Pedro 5:7)

¿Sabes lo que es enfrentar un problema tan grande que parecería una irresponsabilidad no preocuparse por éste? Quizás no haya nada que puedas hacer, pero sientes que necesitas, por lo menos, estar preocupado. Después de todo, ¡alguien debe hacerlo!…, y no hay nadie que esté ofreciéndose como voluntario para ese trabajo.

Recuerdo que una vez me sentí exactamente de esa manera. Tenía una serie de reuniones en Ruston, Louisiana. Acababa de descubrir que nuestro presupuesto tenía un déficit de $900 dólares, y en esos días esa cantidad me parecían como ¡9 millones! El diablo atacaba mi mente diciéndome que nadie se preocupaba por mí o por mi ministerio, y me decía que yo estaba enfrentando ese problema solo.

Pero en lugar de rendirme ante esos pensamientos, tomé mi Biblia y busqué cada pasaje de la Palabra de Dios que me garantizaba que todo lo que necesitaba ya había sido suplido. Luego, le entregué la preocupación de esos gastos a Dios. Le prometí que con el Espíritu Santo como mi ayudador, no tocaría ese problema con mis pensamientos otra vez.

Ésa no fue una promesa fácil de cumplir. Quería preocuparme. Fui al patio del hotel donde me hospedaba y caminé alrededor de la piscina. Cada vez que pensaba en el problema, declaraba en voz alta: No, yo ya le entregué esa preocupación al Señor. No pensaré en eso. El presupuesto está en las manos de Dios.

Un rato más tarde, un hombre llegó a la entrada del hotel y comenzó a tocar la bocina del automóvil. Traté de no hacerle caso porque no me gusta que me interrumpan cuando estoy orando, pero él sacó su cabeza por la ventana y gritó: “¡Ven aquí!”. Lo dijo con tanta autoridad que obedecí.

Me dijo: “Hermano Copeland, siento molestarlo, pero tengo otro compromiso esta noche y llegaré tarde a la reunión. No quería perderme la ofrenda”. Entonces me entregó un cheque. Cuando regresé a mi habitación y vi el cheque, era por 500 dólares. Con la ofrenda que se recogió en la reunión de esa noche completé la cantidad que necesitaba para cubrir el presupuesto.

¿Te gustaría tener a gente persiguiéndote para suplir lo que necesitas? Entonces la próxima vez que tengas un problema, entrégaselo a Dios. Deja que Él se haga cargo del asunto. Él se ha ofrecido como voluntario para ese trabajo. Tú puedes confiar en que Él lo hará bien. Después de todo, Dios de verdad cuida de ti.

Lectura bíblica: Salmos 37:1-11

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