sábado, 18 de abril de 2020

17 de abril



Sin ofensas

Por Kenneth Copeland
«El que ama a su hermano, permanece en la luz, y en él no hay tropiezo» 
(1 Juan 2:10)

Si observas que estás cayendo en el fracaso o el pecado, examina tu vida de amor. Acércate al Señor y pídele que te revele si existe contienda con alguna persona, o si guardas ofensa en contra de alguien. De ser así, el diablo tiene acceso a tu vida y puede hacerte tropezar.

Como predicador, lo he visto suceder un sin número de veces. Han habido ocasiones en las que algunos creyentes se han molestado conmigo por lo que digo. Piensan que estoy equivocado y se retiran enfadados—y luego me he enterado de que se encuentran en problemas.

En Marcos 4:17 leemos que el diablo usa esa clase de ofensas para robarnos la Palabra de nuestro corazón. El diablo hace que nos disgustemos los unos con los otros, y eso le da la oportunidad para quitarnos el tapón y dejar salir la Palabra de Dios como el agua cuando se deja correr.

No dejes que esto te suceda. Si oyes a un predicador o a un creyente decir algo contrario a lo que crees y te sientes ofendido, di: “No, tú no me robarás la Palabra, diablo mentiroso”. A continuación, arrodíllate y arrepiéntete delante de Dios.

Escudriña la Palabra y escucha al Espíritu en tu interior, pide por entendimiento para saber lo que debes hacer. Si todavía crees que esa persona actuó mal, ora por ella.

Recuerda: guardar ofensa nunca proviene de Dios. Él nos enseña que debemos estar arraigados y cimentados en amor. Así que deja esos sentimientos de ofensa. Entrégate a esa persona en amor y oración, y podrás salir de esa situación sin tropiezo alguno.

Lectura bíblica: 1 Juan 2:1-11

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